¿Sabías que evito el pensamiento en ti? Cada recuerdo que me viene en mente, de pronto lo espanto. Con lo más bello que sea, más prisa provoca. ¿Sabías que por eso evito pensar en dos décadas de mi vida? No existes en mi vida diaria. A veces deseo que no hubieras existido nunca. Que nunca te hubiera conocido. Porque sí, existes en mi vida nocturna. Cuando me rodea el silencio y me cuesta calmar mis pensamientos. Y sí, todo que durante el día estoy capaz de guardar bajo la llave, de repente rompe el candado. Y de hecho eres el único que está bajo la llave. Sólo que nunca vienes solo, siempre acompañado del dolor. Y ya sé que lo haces para emocionarme, para consolarme, para estar conmigo como estabamos juntos en los tiempos pasados. Ya sé que lo pasaríamos muy bien. ¡Pero es que no puedo! Porque no estás. Y nadie podrá rellenar el vacío que me dejaste. Y nadie podrá cerrar la herida que me dejaste. Dicen que con el tiempo pasa. Pero mira - pasaron seis años y no pasó nada. ¡Nada!
Ni tengo ganas de describirte. ¿Cómo uno no puede tener ganas de no describir la persona más grande, más valorosa, la persona que de hecho te hizo ser lo que eres, la con que más te gustaría compartir tu vida? Y quería tanto superar el destino, así como lo hacías tú. Debería agradecerle por el tiempo que estuviste conmigo. Pedirle perdón por cada vez que te he lastimado y por cada minuto que perdi por no estar contigo. Pero lo único que sé hacer es odiar este maldito destino que permitió que te fueras, y seguir evitando el pensamiento en ti.
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