Donnerstag, 12. November 2009

Los Anónimos

¿Ahh, ya me toca a mí? Bueno… empezamos pues…

Hola. Soy Marta. Tengo 24 años. Casi 25. Y tengo un problema.

Aplauso

La verdad me da mucha pena contarlo. Pero sí, es nuestra regla: ser honestos. Entonces…

Mi problema es un problema común. Una frase que de hecho se escucha demasiado de adolescentes cuando se encuentran en la fase “difícil”. Y todos sonreímos por escuchar estas palabras: Es que nadie me entiende.

Pues es eso… nadie me entiende - ni yo misma.

Ya recibí el diagnóstico. Al parecer sufro un choque cultural.

Síntomas: Tristesa, soledad, melancholia. Quejas, dolores, y alergias. Deseo de dormir demasiado. Cambios de temperamento, depresión, vulnerabilidad, sentimientos de impotencia. Rabia, irritabilidad, rechazo, resentimiento. Confusión en su propia identidad. Sentimientos de marginalización, explotación y abuso. Depresiones.

Surge de: Las conductas que usábamos antes no son aceptadas o consideradas normales en el nuevo ambiente. Perdida del sentido de que hacer, cuando hacer, o como hacer las cosas en un nuevo ambiente. Sentimiento de falta de dirección porque uno no conoce que es apropriado o inapropriado en el nuevo lugar.

Al recibir el diagnóstico me sentí aliviada. Ahora sé que en algún momento va a pasar. Además dicen que: Apesar de que el choque cultural puede ser un experienca dolorosa, es también una gran oportunidad para redefinir nuestros objectivos en la vida. Es una gran oportunidad para aprender a integrar diferentes perspectivas. El choque cultural puede llevarnos a desarrollar más consciencia de nosótros mismos y estimular nuestro crecimiento personal.

Aplauso

No! Para nada, el aplauso! Mejor me digan que hago mientras!

Ya en vários momentos pensé que hubiera pasado - pero no. Quién sabe cuánto más va a durar! Y mientras?

Estoy consciente de que la mayoría de la gente en este mundo sufre pobreza. Sufre por enfermedades. Sufre por razones EX-IS-TEN-CIALES!!! Y también estoy consciente de que yo ya tengo el cielo, que no me falta nada. Si me preguntarían ahora que es lo que más deseo para mí misma, la verdad no sabría decirles nada. Tal vez un poco más tiempo. Tal vez vivir en un lugar bonito. No sé. La verdad ya tengo todo, y hasta MÁS!

Y pues por eso entiendo por que la gente me dice: “Ya no estés triste, no exageres. Vas a estar bien, no te preocupes. Pero tus problemas no son graves, deberías estar feliz. Ve todo lo bonito que tienes. Qué pasa contigo, qué te hice, no te enojes.” Sí, lo entiendo. Pero ellos no entienden. Simplemente no entienden que la confusión en mi cérebro y corazón va y viene, sin que yo lo pueda influir. Sin que pueda controlar el grado. Sin que pueda explicar la razón. Hasta sin que pueda describirla.

Silencio

Ya sé. Tampoco puedo dar consejos. No conozco las respuestas correctas. Lo único que sé es que no me ayuda, más bien al contrario - lo peora, cuando me dicen lo mencionado. Si lo toman como una ofensa personal, si me lo reprochan como si lo hiciera a propósito, si lo minimizan, si en vez de consolarme, me regañan, si simplemente no me creen y no intentan comprender. Yo misma no creo más en mí, me pongo celosa porque siento que no valgo nada, sí, en estos momentos necesito una confirmación en vez de otro golpe.

Ya te encuentras en el canto del arrecife, mejor que no te empujen aún.

Silencio

No es guerra, no es muerte, no es epidemia, no es catástrofe, no es hambre, no es fin del mundo. Pero sí es algo. Y para mí en los momentos de confusión sí significa guerra, muerte, epidemia, catástrofe, hambre y fin del mundo y mi único deseo, resulta que sí tengo uno - es no existir.

Silencio…


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