Se siente tan raro, que donde antes había algo - ahora no hay más nada. Lo que antes te apoyaba, lo que era necesario para tu día a día, ahora sólo hay aire… y a veces por la costumbre, sin pensar, crees que aun está y intentas agarrar algo, y de pronto notas que no puedes más! Y te duele.
La costumbre es nuestro enemigo. Y sus compañeros la nostalgia y la ansia. Son ellos los que provocan el dolor profundo, cuando se nos corta un brazo. Sin ellos aprenderíamos a manejar la vida con la falta, aceptaríamos de una vez, sin lamentaciones, porque igual no se puede cambiar la situación. Pero nosótros sufrimos, sangra el corazón y los contornos del brazo que había - se quedan para siempre. Y seguimos extrañándolo.
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